Todo el sufrimiento proviene de la comparación con los demás: debo hacerlo mejor que él, si él puede hacerlo yo también debo ser mejor, lo que los demás pueden hacer yo también debo poder hacerlo.
Finalmente, esta comparación se convirtió en una ceguera, en una adoración ciega de los exitosos o en una arrogancia defensiva hacia uno mismo.
Toda la felicidad proviene del autoconocimiento: en qué soy bueno, cuáles son mis limitaciones y qué tipo de campo debo elegir para desempeñarme mejor.
Cada persona está "demostrando que es impresionante", cada uno ostentando su PnL, lo que finalmente deriva
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